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Lo más importante en una farmacia para tener éxito, no es lugar donde esté ubicada, tampoco dependerá del poder adquisitivo de sus clientes, ni del dinero que se invierte en su infraestructura, tampoco la tecnología que utilice, ni el marketing, …  Cualquier activo material ayudará en su mejora, pero en ningún caso le hará alcanzar el éxito.

La crisis ha provocado que establecimientos de este tipo inviertan más en lo material, dejando en un segundo plano, durante mucho tiempo, el equipo humano, sus conocimientos y sus capacidades. Así pues, la transición que sufrimos en las farmacias no es un problema económico, sino un problema de nuestros valores humanos. Vamos en contra de nuestra propia naturaleza, relacionarnos y crecer como especie; y como empresa, solo pensamos en invertir en activos materiales, dejando perder el valor más importante para alcanzar el éxito: las personas. Por eso es muy importante este cambio, abrir la conciencia y valorar lo que realmente tiene que prevalecer en un negocio.

Poco a poco esta nueva percepción empresarial se va imponiendo en todos los sectores, centrando más el interés en lo intangible. Y es que el mayor de los activos en una farmacia es el capital humano, sus conocimientos, su capacidad intelectual, su talento, su creatividad… Si diésemos valor a la persona y a su conocimiento individual, se podría convertir en conocimientos y mejoras para el equipo, a través de diálogos, discusiones e intercambio de experiencias. Crear nuevos conocimientos a partir de la experiencia, transformar la creatividad individual en creatividad corporativa, equipos motivados formados y, de esta forma convertir el capital humano en capital estructural, dice Sr. Branson.

¿Qué beneficios tiene para una farmacia tener un equipo motivado? En primer lugar, cuando una farmacia pequeña se preocupa e invierte en su capital humano, está invirtiendo directamente en atención en el mostrador. En segundo lugar y como consecuencia, si el personal se siente motivado, habrá mayor productividad. Cuando el equipo se compromete con la farmacia, se siente más libre, trasmite sus ideas y, por lo tanto, se genera un valor añadido en una farmacia 100% competitiva. Así pues, toma nota:

El activo más valioso que tiene una botica es el capital intelectual de sus empleados.