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Las 3 claves para mejorar tu experiencia en la farmacia

Tu actitud en el trabajo juega un papel muy importante en tu productividad y en el mejor  desempeño de tus responsabilidades laborales.

Una actitud positiva conduce al  éxito ocupacional, mientras que una actitud negativa siempre es contraproducente.

La actitud  positiva  se extiende también a nuestros compañeros y jefes, en definitiva, con todas las personas que nos rodean.

Una persona con actitud positiva es aquella que, dentro del equipo, siempre tiene ganas de mejorar. Aporta ideas para conseguir que el trabajo sea más eficiente y siempre está dispuesto a compartir estas ideas con sus compañeros de trabajo.

Por el contrario, cuando se adopta una actitud negativa, nuestra capacidad de aportar ideas nuevas, nuestras ganas de conseguir “buen rollo”, prácticamente desaparecen. La negatividad se apodera de nosotros. Pasamos la mayor parte del tiempo pensando lo mucho que nos disgusta el trabajo, los compañeros, los jefes, la empresa… en lugar de buscar nuevas formas de mejorar la satisfacción laboral.

 

También en el mostrador es muy importante la imagen y la actitud que tenemos. Debemos ser muy conscientes de cómo nos ven y nos perciben nuestros clientes.

Si no tenemos una buena actitud en mostrador, nos encontraremos con clientes desagradables,  con malas caras y exigencias… no es casual. Es el resultado de nuestra mala actitud hacia ellos. Por tanto, somos nosotros mismos los que provocamos la mala educación de nuestros clientes.

En muchas ocasiones descuidamos los pequeños detalles personales “agobiados” por el trabajo y la rutina, entrando de forma inconsciente en la negatividad.

 

Algunos ejemplos de actitudes negativas:

– Apoyarnos en el mostrador.

– No mirar a los ojos cuando se recibe al cliente.

– Hablar al compañero al mismo tiempo que estás dispensando

– Mirar o coger el móvil en el mostrador.

– Comer o mascar chicle.

– Cruzarnos de brazos para recibir al cliente.

– No utilizar un tono de voz agradable.

– Llevar el uniforme descosido, manchado o arrugado.

 

Recuerda que la actitud que tengamos ante las personas y las situaciones es la que hará que la respuesta de éstas hacia nosotros sea positiva o negativa.

Es una buena razón para adoptar siempre una actitud positiva. De esta forma conseguirás mejorar tu experiencia laboral. (lo que equivale a estar más contento en el trabajo).

 

Cambia a una actitud positiva en  3 pasos:

 

– Primer paso: Detecta cuáles son los puntos que  generan esa actitud laboral negativa y enfréntalos. Es importante que los resuelvas para poder evolucionar y presentarte cada día con mejor cara.

Deja de centrarte en lo negativo de tu jornada, céntrate en lo bueno que ha surgido. Por ejemplo ¿a cuántas personas has ayudado? Intenta restar importancia a lo que consideras “malo”. Son los pequeños detalles del día a día los que van consiguiendo poco a  poco una actitud positiva en el trabajo

– Segundo paso: Dar una imagen de profesionalidad, educación, limpia, servicial.

Detrás del mostrador  recibe al cliente siempre con una sonrisa,  aunque tengas un mal día y lleves 12 horas trabajando, el cliente seguro que tiene un problema mayor que el tuyo y agradecerá tu sonrisa. No olvides  despedirte  con un mensaje positivo, del tipo  “que tenga un buen día”, “que se mejore”…

 

– Tercer paso: Creer en ti y en tus capacidades, en que eres bueno en tu profesión y en que eres alguien apto y que tienes un trabajo privilegiado dónde puedes ayudar cada día a personas que lo necesitan. La autoconfianza te permite enfrentar con otra cara tus labores diarias y  conflictos. Setrata de conseguir que acabes el día cumpliendo tu meta. ¿Por qué no ser  más feliz?

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