Están muy de moda debido a nuestro estilo de vida, pero: ¿qué son? ¿Para qué sirven realmente?
Ahora que ya han pasado unos días después de la polémica generada por el informe de la ONU sobre el consumo excesivo de carnes procesadas y el cáncer de colon, que generó cierta alarma entre la población durante unas horas y propició multitud de artículos en prensa i debates en diferentes medios de comunicación audiovisual y cuando parece que las aguas han vuelto a su cauce, queremos hablar de alimentación, pero sobretodo de lo que denominamos complementos alimenticios.
Una alimentación adecuada consiste en proporcionar al organismo los nutrientes que necesita para vivir en estado de salud. Los nutrientes son sustancias químicas contenidas en los alimentos a partir de las cuales el organismo va a formar estructuras celulares y tisulares, elementos energéticos y metabólicos que necesita para su buen funcionamiento. La alimentación no sólo influye sobre la salud, sino que tiene un papel activo en la prevención de muchas enfermedades i en el tratamiento de otras.
Hoy en día, existe una conciencia generalizada de la necesidad de tener una alimentación sana y equilibrada para vivir bien y estar en buena forma. Sin embargo nuestra forma de vivir ha evolucionado mucho en las últimas décadas y con ello nuestra alimentación. La forma y tipo de trabajo cada vez con menos gasto energético y más sedentario, las comidas rápidas y factores como el estrés, las numerosas dietas adelgazantes que se ponen de moda, pueden alterar nuestro equilibrio nutricional y hace que comer de manera equilibrada llegue a ser un objetivo difícil de alcanzar en muchos casos. De estas circunstancias y necesidades nace el uso de los complementos o suplementos alimenticios, que a nuestro entender, y aquí llega una primera advertencia deberían ser consumidos siempre bajo prescripción médica y con el control y consejo que puede aportar el farmacéutico.
En situaciones de deficiencias nutricionales los complementos específicos pueden ayudar a mejorar la salud, aportando aquellos nutrientes y micronutrientes de los que se carece en dicha situación. De todos son conocidos los suplementos de vitaminas, minerales, proteínas, aminoácidos, ácidos grasos omega-3, ácidos grasos poliinsaturados, fibra, antioxidantes, etc., y los beneficios que proporcionan para proteger al cuerpo de las deficiencias, y como método para prevenir ciertas enfermedades, y recuperarse de determinadas afecciones.
Un complemento puede trabajar por tanto en varios frentes: la prevención de deficiencias y enfermedades, la corrección de la deficiencia de algún nutriente, o la provisión de niveles óptimos de algún un nutriente o sustancia necesaria para el buen funcionamiento de células, tejidos, órganos y sistemas de organismo. Sin embargo, a pesar de estos beneficios hay que insistir que los complementos alimenticios nunca deben sustituir una dieta equilibrada, ya que son, como su nombre indica, complementos.
Los complementos alimenticios no son medicamentos.
Los complementos no son medicamentos y por tanto no se utilizan para tratar enfermedades. No pueden sustituir a los medicamentos, sino complementar o facilitar la acción de estos, si así lo indica el médico y para complementar un tratamiento, nunca para sustituirlo. Por eso en el caso de complementos alimenticios, no se puede anunciar en el etiquetado ni en la publicidad de los mismos, que tengan propiedades para tratar enfermedades, así como tampoco se puede insinuar que una dieta equilibrada y variada no aporta las cantidades necesarias de nutrientes. Tenemos que tender a desconfiar de aquellos productos que insinúan beneficios del tipo “optimiza el rendimiento intelectual”, “ayuda a regular la tensión arterial” o “mejora la calidad de vida”.
Los complementos alimenticios, son productos que contienen de manera concentrada una serie de nutrientes que sirven para complementar la ingesta de estos nutrientes a la dieta normal. Su estatus legal es el de alimentos.
Como no son medicamentos se pueden adquirir en distintos tipos de comercios. Se venden evidentemente en farmacias, pero también en grandes superficies, herbolarios e incluso por internet. Por el mismo motivo su control no depende de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, sino de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). El etiquetado de los complementos alimenticios debe cumplir normas muy estrictas, indicando el nombre de las categorías de los nutrientes o las sustancias que caracterizan al producto o una mención a la naturaleza de tales nutrientes o sustancias. Debe incluir también la dosis del producto recomendada para consumo diario y una advertencia de los posibles riesgos que presente para la salud un consumo superior a la dosis diaria recomendada.
En definitiva, los complementos alimenticios son útiles para aquellas personas que tienen determinados déficits de vitaminas o minerales y en algunas situaciones su papel puede ser muy importante como en el caso de las mujeres durante el embarazo o en la menopausia, en personas que practiquen deporte de manera intensa o en situaciones de desequilibrios nutricionales y metabólicos.
Recordad que una dieta sana aporta a nuestro organismo todos los nutrientes y sustancias que las personas necesitamos. Esto debería ser tenido en cuenta por cualquiera de nosotros, pero sobre todo en lo que se refiere a la alimentación de nuestros hijos, para evitar así problemas de obesidad que pueden degenerar en enfermedades.
Recuerda que un buen consejo farmacéutico no tiene precio. Ni para el paciente, ni para el farmacéutico.
Hasta la semana que viene.
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